Después del silencio: vuelvo a escribir!

¡Hola chicos!
Han pasado aproximadamente 3 años desde mi última entrada en el blog, y desde entonces muchas cosas han cambiado. Y una de las que más lo ha hecho, he sido yo. En esta primera entrada os cuento cuáles han sido, lo que he aprendido, y también os respondo a una pregunta que tal vez os estaréis haciendo, sobre todo si sois de los que me leíais por aquel entonces, que es: ¿por qué vuelvo a escribir ahora?
Pero antes de llegar a ello, empecemos por el principio. Mi última entrada en el blog fue en 2022. Un año en el que me enfrenté a muchos desafíos difíciles de superar, o eso creía yo en su momento. Pero como casi todos los obstáculos que la vida me ha puesto por delante, he sido capaz de sobrepasarlos con el paso del tiempo, y con mucha perseverancia y resiliencia (que, por cierto, es uno de los muchos tattoos que tengo).
Hace unos meses me dispuse a escribir lo que sería mi próxima entrada del blog, y al hacerlo empecé a contar una historia, mi historia, y me di cuenta de que en verdad, con todo lo que tengo para contar, podía escribir una novela. Y, ¿adivinad qué es lo que he hecho? Empezar a escribirla. Sin embargo, es algo que por ahora está aparcado debido al tiempo que tengo disponible y a otras prioridades.
Pero volviendo al tema principal, en esa primera entrada os contaba por qué dejé de escribir y qué es todo lo que ha cambiado en estos 3 años. Así que, vamos a ello.
Hace tres años me descubrieron un microtumor en la cabeza. Es benigno y no hay de qué preocuparse, aunque eso no lo sabía del todo al principio. Murió Toy, mi perrito, el cual estuvo conmigo durante 19 años. Y además terminé una relación profesional y personal muy tóxica que me había destruido emocionalmente, algo más de lo que ya lo estaba (aunque este tema lo dejaremos para mi novela, si es que algún día decido continuarla).
Creo que con todo este contexto se puede entender por qué dejé de escribir. Realmente no me sentía con el ánimo para hacerlo, ni compartir nada con nadie. Y después de eso, la vida me ha mantenido tan ocupada que se ha hecho difícil el poder retomarlo. En breves os contaré por qué lo estoy haciendo ahora. Sin embargo, antes de eso, quiero contaros qué fue lo que cambió dentro de mí y qué es lo que he aprendido, y para eso tenemos que volver a ese punto de mi vida, 3 años atrás.
Era abril del 2022. Acababa de pasar por toda esa serie de situaciones al mismo tiempo hacía unos pocos meses y todavía no era capaz de levantar cabeza. Decidí que no podía seguir así, y que si no hacía algo para cambiar mi situación, esta no mejoraría por arte de magia. Hacía mucho tiempo que quería hacer terapia, porque sabía que lo necesitaba, pero nunca me atreví a hacerlo, pues sabía que tendría que enfrentarme a muchas situaciones para las cuales todavía no estaba lista en aquel momento. Sabía que tenía que dejar ir, o más bien, terminar relaciones que solo me destruían, pero no quería hacerlo. En aquel entonces mi dependencia emocional no me lo permitía. Cuando esas relaciones desaparecieron, me dije a mí misma: es ahora o nunca. Sin duda, los 2 años que estuve trabajando con mi psicóloga fueron necesarios e imprescindibles para convertirme en la mujer que soy a día de hoy. A todo el que me pregunta, y al que no también, le recomiendo hacer tratamiento psicológico. A mí me cambió la vida de una manera increíble. Eso no significa que ha acabado con todos mis problemas, ya que la terapia no trata sobre eso, pero me ha ayudado a aprender a gestionarlos mejor para evitar que me destruyan por dentro.
Quiero hacer un inciso aquí y aprovechar para darle las gracias a mi primera psicóloga, Julietta, que fue como un ángel en mi vida. Me vio llorar en muchas de las sesiones que hicimos y me ayudó a entender de dónde venían muchos de mis problemas.
Y también a una de mis mejores amigas, Sheila, ahora mi familia, ya que me ha convertido en madrina de una niña preciosa a la que amo con todo mi corazón (esta ha sido otra de las miles de cosas que han pasado en estos 3 años), por haberme presentado a Julietta y por regalarme y obligarme a hacer mi primera sesión.
Pues bien, esta decisión fue el inicio del cambio para mí. Después de muchos meses de terapia empecé a sentirme mejor, y a darme cuenta de que todo lo que yo pensaba sobre mí no eran más que ideas que otras personas habían colocado en mi cabeza. Por muchos años sentí que no era lo suficientemente buena como bailarina, como profesional y como mujer. Me hicieron sentir que no era nadie, y yo me lo creí. A día de hoy me duele mucho saber que he dejado que otras personas me hiciesen creer que no valía o que no era nada sin ellos, pero al mismo tiempo no me culpo por ello, ya que eran problemas que arrastraba desde muy joven sin tan siquiera saberlo. He aprendido, gracias a la terapia y a la experiencia, que en verdad la responsabilidad de todo lo que me ha pasado ha sido totalmente mía, ya que solo nos pueden hacer daño las personas a las que les damos ese poder. También, que mi valor no depende de la persona que yo tenga a mi lado, ya que puedo alcanzar todo lo que me proponga por mí misma. Y sí, suena muy bonito y fácil diciéndolo ahora, pero han sido años de trabajo personal continuo que sigo haciendo incluso actualmente. Con esto no quiero decir que no sea bonito y maravilloso tener a alguien que te apoya a tu lado, y que con esa persona no se puedan alcanzar muchas cosas en conjunto. Sino que, si la persona que está a tu lado no suma, sino que resta, te hace sentir que eres menos y que no eres suficiente, y te da más dolores de cabeza que alegrías… sin duda no es nadie imprescindible en tu vida. Y probablemente todo lo que te está aportando es más bien negativo que positivo. Pero entiendo que es algo que cuesta ver, así como me ha pasado a mí, ¡no una, sino dos veces! ¿Y por qué dos? Porque no llegué a trabajar en mí la primera vez, y cuando ese mismo perfil volvió a aparecer delante de mí, yo volví a caer. Sin duda, después de todo lo que os he contado y de cómo he trabajado en mí y lo que me ha costado estar bien, no dejaré que nadie vuelva a hacerme dudar sobre mi valor y mis capacidades.
Y ahora sí ha llegado el momento de responder a esa pregunta… ¿por qué vuelvo a escribir ahora?
Principalmente porque es algo que amo hacer desde que era muy pequeña y que dejé de lado por todas mis responsabilidades, que no son pocas. También porque sé que me ayudará con mi propósito, del cual os hablaré en futuras entradas del blog.
Además, me siento inspirada ya que este año cambio de década y cumplo 30, y siento que he pasado por cosas que pueden ayudar a muchas personas que se sientan como yo me sentía hace unos años.
¿Y bueno, qué podréis encontrar aquí en este blog? Si leéis el título del blog: «Aurea Febraio | The Unseen Side”, podréis haceros una idea. Aunque considero que siempre soy bastante transparente en mis redes sociales, no dejan de ser parte de mi trabajo. Este blog quiero que sea un medio a través del cual poder comunicarme sin filtros o preocupaciones acerca de qué o cómo escribir. Podréis conocer un lado de mí que no suele verse tanto, y también compartiré con tod@s vosotr@s pensamientos relacionados con mi trabajo y mi crecimiento profesional. Tanto en la parte de bailarina internacional de Kizomba, como en la parte de emprendedora y dueña de un negocio.
¡Y eso es todo! Si has llegado hasta aquí, quiero darte las gracias por leerme, y quiero invitarte a seguir de cerca mi blog para compartir pensamientos y opiniones. Estaré encantada de leer qué es lo que te ha parecido esta primera entrada y también de saber qué te gustaría encontrar aquí.
¡Os espero en mi próxima entrada!
Con cariño,
Aurea Febraio